miércoles, 25 de noviembre de 2015

La sabiduría de Mímir.

 Adrian Smith-.Odin.
Nadie sabía del primer viaje de Freyja a Asgard. Usando su magia, se disfrazó de bruja y viajó a la tierra de los Aesir. Por primera vez en el salón de Odín indignó a los dioses hablándoles una y otra vez de cómo codiciaba el oro, de cómo lo necesitaba. No soportaban oír acerca de tales avaricias y por eso alzaron sus afiladas lanzas y la asaltaron.
Fue perforada por espadas y lanzas y flechas y luego la descuartizaron y arrojaron al fuego. Sentados junto al hogar, los Aesir se mostraron satisfechos por haber librado a los Nueve Mundos de su inmundicia. Por eso se sorprendieron cuando salió del fuego, entera e indemne.
Enojados, la atacaron y empujaron de nuevo a las llamas y, una vez más, ella salió ilesa. Finalmente, abandonó la sala y se dirigió de vuelta a Vanaheim, con una sonrisa en su rostro por los problemas que había causado.
Cuando los Vanir oyeron cómo la habían tratado los Aesir, reunieron sus armas y pronunciaron sus hechizos más poderosos, deseosos de vengar los insultos y las heridas de Freyja. Sentado en su trono, Odín podía ver todo lo que hacían los Vanir. Envió sus dos cuervos a los Aesir, con la orden de prepararse para la batalla.
Y así comenzó la primera guerra en el mundo.
Tras un largo conflicto, los dioses se cansaron de pelear y acordaron una tregua. Intercambiaron líderes como símbolo de buena fe: Frey y Freyja se marcharon a Asgard para vivir con los Aesir y se convirtieron en dos de sus consejeros más queridos y de mayor confianza. Jamás descubrieron el papel de Freyja en el origen de la guerra. Por su parte, los Aesir enviaron al patilargo Honir y al sabio Mímir.
Los Vanir los apreciaron pronto porque, cuando estaban juntos, su consejo era eminente más allá de toda medida. Sin embargo, cuando estaban separados, no se podía contar con que las recomendaciones de Honir fueran tan capaces. Balbuceaba y no decía nada más profundo que «pensaremos en ello».
Los Vanir se sintieron engañados por los Aesir y pretendieron mostrar a los dioses lo que opinaban sobre aquel intercambio. Cayeron sobre el sabio Mímir cuando estaba solo, lo inmovilizaron y le cortaron la cabeza.
Odín la recogió y pronunció las runas sagradas para darle vida de nuevo. Está colocada en la cámara de adivinación para que el Alto la consulte siempre que tenga una necesidad acuciante. Mímir era sabio en vida, pero muerto lo es todavía más…
 Mike Vasich-Loki / 2010.

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