viernes, 31 de marzo de 2017

Elucubraciones (XV)

Fotografia: Jestormbringer

« Escribí mis historias y observaciones. Plasmé mis pensamientos, ideas y recuerdos en vitela y papel. Guardé todo ese material y pensé que me pertenecía. Creía que al registrarlo por escrito, podría extraer alguna conclusión de todo lo que me había ocurrido, que a la causa la seguiría un efecto, y que vería claras las razones de los distintos sucesos. Tal vez pretendiera justificarme, no solo por todo lo que había hecho, sino por la persona en quien me había convertido. Durante años escribí con dedicación casi todas las noches para explicarme con minuciosidad a mí mismo mi mundo y mi vida. Guardé los manuscritos en una estantería, confiando en haber capturado el sentido de mi existencia.
Sin embargo, un día regresé y encontré mis detallados escritos reducidos a fragmentos de vitela esparcidos por un patio pisoteado y estropeados por la nieve y la lluvia. Sentado a lomos de mi montura, me quedé mirándolos y supe que, como siempre sucedía, el pasado había evadido mi intento de definirlo y comprenderlo. La historia no está más consolidada ni muerta que el futuro. El pasado no está más lejos de nosotros que el último aliento que tomamos.»

« La vida es equilibrio. Tendemos a olvidarlo mientras desgranamos un día tras otro sin darnos cuenta. Comemos, bebemos, dormimos y damos por sentado que siempre nos levantaremos para ver un nuevo amanecer, que el alimento y el descanso bastarán siempre para regenerarnos. Esperamos que sanen nuestras heridas, que el dolor disminuya con el paso del tiempo. Incluso enfrentados a heridas que se curan más despacio, a dolores que se reducen durante el día tan solo para volver con brío renovado al caer la noche, incluso cuando el sueño no nos proporciona descanso seguimos esperando que, de alguna manera, mañana se restaurará el equilibrio y podremos seguir adelante. Pero tarde o temprano este exquisito equilibrio se ve perturbado y, pese a todos nuestros intentos desesperados, comienza el lento declive, la agónica transición del cuerpo capaz de conservarse por sí solo al cuerpo que lucha con uñas y dientes por aferrarse a lo que solía ser.»
 Robin Hobb - La misión del bufón.

jueves, 30 de marzo de 2017

Los suevos.


Los suevos eran un gran grupo de los pueblos germánicos que se menciona por primera vez por Julio César en el marco de la campaña de Ariovisto en la Galia, c. 58 a. C. Mientras que César les trataba como una tribu germánica, aunque la mayor y más belicosa, autores posteriores como Tácito, Plinio el Viejo y Estrabón especificaron que los suevos "no son, como los catos o téncteros, constituyentes de una sola nación". En realidad ocupaban más de la mitad de Alemania, y se dividían en una serie de tribus distintas bajo nombres distintos, aunque todos en general eran llamados "suevos". En un momento, la etnografía clásica había aplicado el nombre de "suevos" a tantas tribus germánicas que parecía como si en los primeros siglos este nombre nativo reemplazaría el nombre extranjero "germanos".


lunes, 13 de marzo de 2017

Odrörir.


La versión cristiana de la historia del Grial fue creada durante la Edad Media. Está fuertemente influenciada por los mitos nórdicos más antiguos. Originalmente no pertenecía a la tradición cristiana, sino al culto mistérico Odínico. Estos misterios son uno de los aspectos más importantes de la tradición nórdica. El antiguo símbolo del Grial es el cáliz o caldero Odrörir. Contiene el hidromiel del éxtasis y la inspiración, elaborado con la sangre de un dios fallecido. A este hidromiel se le llama también Odrörir, que significa “lo que provoca éxtasis”. El éxtasis o “od” es la inspiración divina que es de hecho la esencia del gran poder de Odín. El hidromiel Odínico tiene su origen en la paz entre los Aesir y los Vanir. Se colocó un cuenco entre ambos grupos de dioses y ambas razas escupieron en él. De la saliva de las dos razas de dioses surgió el dios más sabio de todos: Kvaser. Posteriormente fue asesinado por dos enanos, Fjalar y Galar. Ellos recogieron la sangre y la mezclaron con miel. Así fue elaborado el fantástico hidromiel denominado Odrörir. Finalmente, el gigante Suttung tomó posesión de la bebida y la llevó a una montaña guardada por su hija Gunnlöd. Odín realizó un viaje para robar el sagrado hidromiel. Bajo el nombre de Bölverk ( aquel que causa mal) hace que el hermano de Suttung, Bauge, horade un agujero a través de la montaña donde se guarda Odrörir. En la forma de una serpiente repta a través de él. Seduce a Gunnlöd y se queda con ella durante tres noches y ella le promete tres sorbos de la bebida. Odín engulle todo el hidromiel en tres grandes sorbos y se transforma en un águila. Vuela de vuelta al Valhalla donde lo escupe. Por el camino derrama algunas gotas, que son el don poético que la gente ordinaria y los poetas menores poseen. Odín es el primer caballero del Grial y el mito acerca de Odrörir describe un proceso iniciático.

Odrörir es una infusión que induce visiones, similar al “Soma” indio. Soma es como Odrörir, un dios y una infusión. Está conectada a la luna y a la inspiración mágica. Ambas bebidas han sido interpretadas como infusiones que contienen hongos alucinógenos, lo que podría explicar su uso en el culto. Sabemos de otras creencias que se ve a ciertos hongos como la carne y la sangre de los dioses. Esto podría explicar el aspecto externo del mito de Odrörir, el Soma y el Grial.

El cáliz es la forma externa del Grial. En un cuento medieval germano se cuenta que originalmente el Grial era una esmeralda en la corona de Lucifer. Al caer, la esmeralda fue a parar al inframundo. Wolfran von Eschenbach, quien escribió acerca de Parsifal en el siglo 13, escribe acerca de la piedra luciferina Lapis Exilis que tiene poderes divinos y es el verdadero Grial. Buscadores del Grial y alquimistas van en busca de esta piedra – “La Piedra Filosofal”. En algunas versiones del mito del Grial el cáliz se realizó a partir de esta piedra. Este daría al hombre la posibilidad de contactar con el divino poder del ojo. La piedra de la corona de Lucifer representa el ojo divino o tercer ojo, al que en la India se le llama el ojo de Shiva. En la tradición nórdica este es el ojo de Odín que el sacrifica en el pozo de Mimir. Este representa la memoria y el inconsciente. El pozo y el ojo que Odín sacrifica, son representados por la luna. El sacrificio en el pozo de Mimir se relaciona con el mito del Grial y el proceso iniciático que describe la leyenda de Odrörir. El aspecto más importante de los misterios de Odín es alcanzar el éxtasis, lo que despierta el ojo divino.
 Thomas Karlsson