lunes, 18 de diciembre de 2017

Balada de la tierra de los cantii.


El salón estaba en silencio y los guerreros permanecían inmóviles, sin tocar los cuernos de aguamiel que reposaban junto a sus manos.
Pasé los dedos por las cuerdas, tocando un complicado preludio sin pensar. Había multitud de lamentos, más que canciones de guerra. Lamentos por los caídos a manos de los sajones, hombres como aquellos que me acompañaban. Canté un lamento muy famoso, una composición lenta y orgullosa que se creó cuando la provincia del sureste de Britania fue arrollada por los sajones, una antigua canción que llamaba a la provincia con un nombre todavía más antiguo, la tierra de la tribu de los cantii.


Aunque derribaron a las huestes sajonas
junto a los blancos acantilados,
e hicieron llorar a las mujeres,
la gloria no pudo completarse.
La hueste cabalga hada el Yffern, derrotada,
y en sus campos las águilas festejan.
Amarga fue la cosecha que recogieron.
Lucharon contra los sajones,
lucharon y cayeron.
Recolectaremos cadáveres,
nuestras lágrimas abrirán pozos,
y las huestes de los cantii jamás regresarán…

 Toqué las cuerdas con cuidado, extrayendo la melodía tan suavemente como si fuera una telaraña de cristal.
Cuando terminé, el salón estaba en silencio, pero era otro tipo de silencio.

Gillian Bradshaw - el halcon de mayo.




martes, 12 de diciembre de 2017

Thorir Hund.


Thorir Hund Toresson (Tore Hund, apodado el Perro) (ca. 990 - ?)
Tore Hund era hijo del hersir Tore de Bjarkøy; nació en los inicios de la introducción del Cristianismo en Noruega. Tore era considerado un caudillo muy independiente y devoto pagano, para él y muchos caudillos granjeros la cristianización no era solo un concepto de fe sino una fuerza política de opresión hacia los tradicionales líderes locales, una imposición de un rey del sur.
Tore tenía una fuerte influencia en el área de Hålogaland, su hogar se situaba en la isla de Bjarkøy en Troms. Tore pertenecía a la jerarquía más influyente de los caudillos noruegos de la costa, miembro de los Bjarkøyætta, una de las familias más poderosas en el norte noruego durante la era vikinga. Se puede considerar a Tore como un vikingo de cepa, dirigió diversas expediciones hacia oriente y el mar Blanco. Hacia 1206 marchó a Bjarmaland (actualmente Arkhangelsk en el norte de Rusia), donde llegó a ser un próspero comerciante.
La familia de Tore Hund acostumbraba a cerrar alianzas con otros poderosos caudillos noruegos. Su hermana Sigrid Toresdatter estuvo casada con Ølve Grjotgardsson de Egge. Su hermano, Sigurd Toresson también fue un importante caudillo en Trondenes y se casó con Sigrid Skjalgsdatter, una hermana del monarca rugio, Erling Skjalgsson de Sola, reino de Rogaland. Tore Hund a su vez se casó con una mujer llamada Ranveig, de cuyo linaje se sabe muy poco pero con quien tuvo un hijo, Sigurd Toresson. Sigurd sirvió más tarde como sheriff durante el reinado de Harald Hardrade.​
Política
Tore se opuso firmemente a las tentativas del rey a la unificación y cristianización de Noruega, de hecho tuvo rencillas personales con la corona tras la muerte de su sobrino Asbjørn Selsbane por uno de los hombres del rey y tenía un fuerte sentimiento de venganza por dicha muerte.
Cuando Erling Skjalgsson fue asesinado en 1028, Tore asumió el liderazgo de la facción de caudillos tradicionalistas junto a Einar Tambarskjelve y Kalv Arnesson, hermano de Finn Arnesson. En 1026, se unió a las fuerzas de Canuto el Grande cuando derrocaron a Olaf y fue elegido representante del rey danés Canuto en Noruega junto a Hårek av Tjøtta.
Según Heimskringla, Olaf llegó en el verano de 1030, y Tore estuvo entre los que no aceptaron su reinado. Tore y su ejército lideraron la ofensiva contra el ejército real en la batalla de Stiklestad. Stiklestad era una granja en la franja baja del valle de Verdal a 80 km al norte de Trondheim. La saga menciona a Tore como uno de los que hirieron mortalmente al rey Olaf, junto con Kalv Arnesson y Torstein Knarresmed de Rovde, Sunnmøre.
Tras la batalla, nuevas tramas políticas se tejieron contra Tore. El rey Magnus I de Noruega, respaldado por algunos de los antiguos aliados de Tore, incrementó su poder y Tore fue despechado, perseguido y finalmente considerado una figura marginal del antiguo caudillaje.

domingo, 10 de diciembre de 2017

Fylgja.


Ilustración: Cliff Nielsen
Las fylgiur (el singular es fylgia) son lo más cerca que llegaron los escandinavos del concepto de un «alma» distinta del cuerpo, creencia muy tenue y reciente, que seguramente nunca existió en Inglaterra o el continente y que puede deberse en parte a influencia romana, aunque no es nada desdeñable la posible aportación de las ideas chamánicas de saami y fineses, bien conocidas por los escandinavos: parece que en vida, y sólo entonces, una parte de la persona podía abandonar el cuerpo y aparecer en otro sitio. El caso es que la fylgia de una persona puede aparecerse, normalmente en figura de mujer pero también de animal, y esta aparición suele anunciar una muerte inminente. Claro que no todo el mundo es capaz de ver a una fylgia: se trata de una capacidad limitada a ciertas personas, aunque sin la especialización de los médiums de hoy día. Como la fylgia de una persona puede pasar a algún pariente, lo mejor es considerarla no tanto «alma» individual sino espíritu familiar, aunque si una de las etimologías propuestas para este nombre fuera correcta, el elemento individual parecería claramente prioritario.
La etimología nos ofrece dos posibilidades que lingüísticamente son igual de válidas: a partir de un verbo «acompañar», lo que caracterizaría a este espíritu como «acompañante», idea bastante adecuada porque cada persona está determinada por su propia fylgia a lo largo de toda su vida. La alternativa es un término, fylgia precisamente, que significa «placenta» y cuya importancia folclórica y también religiosa es tal que no hace falta ni siquiera comentarla: raro es el pueblo que carece de ritos, ceremonias o supersticiones sobre esta extraña sustancia que acompaña a todo nacimiento y cuya función, como es lógico, resultaba completamente desconocida hasta hace un instante en la historia de la humanidad. De ahí la posibilidad de considerarla como algo especial, relacionado con lo sobrenatural, y, puesto que está ahí cada vez que nace una criatura, es de esperar que la acompañe toda su vida, sea parte de ella y, de alguna forma, «defina su esencia». Y todo eso, en efecto, es lo que se atribuía a la fylgia.
Los otros espíritus tutelares, a la vez familiares e individuales, reciben en Escandinavia el nombre de hamingiur (singular hamingia). No es fácil diferenciarlas de las fylgiur, pero la hamingia está, diríamos, más «especializada», y viene a ser como la buena o mala suerte que acompaña a una persona y, por todo lo que ya sabemos, también a una familia. La palabra significa simplemente «fortuna», aunque existe otra hamingia bastante distinta en su origen, si bien en la Escandinavia medieval debió de haber ya cierta confusión al respecto. Esta segunda hamingia procedería de una forma más antigua,ham-gengia, y significaba «que cambia de forma» o «que va por ahí en la forma o apariencia que le conviene». Es una creencia y tradición de carácter muy antiguo que aparece constantemente en los textos medievales. 
Enrique Bernárdez.
Los mitos germánicos



viernes, 8 de diciembre de 2017

La contienda es la justicia.

Ilustración: Alan Lee

Heráclito escribió: «La contienda es la justicia», lo cual creo que significa que toda vida y toda creación, si han de persistir, deben avanzar sin detenerse hacia el cambio, es decir, que en cierto sentido, el futuro siempre estará en guerra con el presente y con el pasado. Por otra parte, algo del pasado ha de conservarse y perdurar de algún modo aun en el cambio. De otro modo, la existencia sería una serie de sucesos discontinuos que no guardan relación entre sí y a los que no cabria percibir ni comprender. Existe, por lo tanto, una necesaria tensión entre dos fuerzas, una adhesión a la permanencia y un impulso hacia lo desconocido, el reposo y el movimiento, la paz y la guerra. La naturaleza de los minerales consiste en resistirse al movimiento y en negar el crecimiento. Los vegetales que echan raíces en el mismo lugar son capaces de una variedad de transformaciones; los animales no sólo modifican y renuevan sus estructuras sino que se desplazan con entera libertad por el mar, el aire y la tierra. Pero de todos los seres, el hombre es el que parece tener más aptitudes para elaborar e inventar. Es el único que puede crean y que puede elegir, dentro de ciertos límites, caminos nuevos e inexplorados. No obstante, también el hombre ha de poseer algunas de las cualidades de la piedra para asegurarse su continuidad. El recuerdo lo enlaza con el pasado, la tradición es base necesaria de la innovación. Y siendo más consciente que una piedra, un vegetal o un animal, siendo más sensible al placer y al dolor, experimenta con particular severidad la tensión de las dos fuerzas de cuya oposición depende su existencia. Encontrará tanto deleite como desasosiego en la innovación, y en el letargo hallará tanto la paz como el descontento. La creación implica ruptura; persistir ha de ser equivalente a reprimir. Esta verdad la encontramos expresada hasta en nuestra mitología, por ejemplo en la historia de Prometeo, que Esquilo, ya anciano, trató de modo eminentemente filosófico. Pues Prometeo representa la creación, la libertad, la transformación; eleva a los hombres desde el estado mineral y vegetal a la condición humana y divina; de resultas de ello, entra en conflicto con un dios que domina lo que es y se opone con toda su crueldad a lo que ha de venir. ¿Quién es justo? ¿Prometeo o Zeus? Como Esquilo reconoce con mucha sabiduría, tanto Prometeo como Zeus son necesarios, y en su tragedia procura una reconciliación entre ellos. Pero el que ambos sean necesarios no quiere decir que ambos sean buenos por igual. Cualquier hombre esclarecido simpatizará con Prometeo, su liberador, antes que con Zeus, su opresor; e incluso la historia mitológica insiste en el valor superior, si bien no es siempre el poder superior, de la innovación sobre la estabilidad forzada. Pues el propio Zeus no sólo conquistó su poder supremo por medio de la violencia y del cambio, sino que tiene la certeza de que lo perderá a menos que pueda adaptarse a un movimiento continuo.
Hallamos, pues, en la naturaleza y en todos los asuntos humanos una base de necesaria contradicción, pero de ello no hemos de concluir que cada opuesto tenga un valor igual. Lo que es capaz de movimiento y creación ha de juzgarse superior a lo que no es capaz de ello. Pero lo que no es estará siempre en oposición con lo que es.
 Rex Warner - Pericles, el Ateniense.

miércoles, 6 de diciembre de 2017

The Art of Paul Bonner.



Paul Bonner es uno de los mejores ilustradores de fantasía. Este libro es una colección de más de 150 pinturas que ha creado para muchos clientes de renombre,como Games Workshop, Mutant Chronicles, Fasa, Riot Minds y Rackham .
 Los detalles en el diseño de personajes, vestuario y fondo hacen que todo parezca tan creíble. Al mirar sus pinturas, encontrarás tantas complejidades hermosas, no solo en términos de los detalles, anatomía y expresión de una figura, sino también cómo la luz juega con el entorno, cómo las sombras envuelven el bosque y se refleja en la oscuridad de una charca.
 Las expresiones y la anatomía no son simplemente exageradas, se amplifican, se les da una presencia dentro de la imagen que llama la atención del espectador. Puedes creer que los enanos, trolls y bestias son reales porque parecen como si hubieran vivido. Las líneas en sus rostros sugieren experiencia. Aparecen como individuos multidimensionales con peculiaridades y personalidades distintas.