viernes, 11 de mayo de 2018

Elucubraciones (XVIII)

aiastelemonian Funeral of the Fairies by Maximilian Pirner 1888.

Más aquí, en estos libros, hay un extraño sabor de verdad. Lo siento con especial fuerza ahora, porque por tan largo tiempo me he guardado dentro de los límites artificiales del «materialismo»; me he negado todos los sueños sobre cosas que pudieran salirse de ellos. He estado viviendo dentro de un mundo disecado y esterilizado, con un número infinito de tabúes impuestos a mi pensamiento. Y de repente estos extraños libros echaron abajo las paredes que me rodeaban, y me hicieron pensar y soñar en cosas sobre las que por mucho tiempo había temido pensar y soñar. Repentinamente empecé a encontrar un extraño significado en viejos cuentos de hadas; bosques, rios, montañas, se convirtieron en seres animados; una vida misteriosa llenó la noche; con nuevos intereses y nuevas esperanzas principié a soñar otra vez de lejanos viajes, y recordé muchas cosas extraordinarias que había oído acerca de antiguos monasterios. Ideas y sentimientos que habían dejado hacía mucho tiempo de interesarme, de repente cobraron significado e interés. Un profundo sentido y muchas alegorías sutiles nacieron de lo que, solo ayer, parecía ingenua fantasía popular o cruda superstición. Y el milagro más grande, y el misterio mayor, fue que el pensamiento de que la muerte puede no existir, se hizo posible, y pensé que aquéllos que se han ido puedan no haberse desvanecido del todo, sino que existan en alguna parte y de alguna manera y que quizá los vea otra vez. Me he acostumbrado tanto a pensar «científicamente», que tengo temor aún de imaginar que pueda haber algo más allá de la cubierta externa de la vida. Me siento como un hombre sentenciado a muerte, cuyos compañeros han sido colgados y que se ha resignado al pensamiento de que le espera la misma suerte, y de repente oye que sus compañeros están vivos, que han escapado y que también hay esperanzas para él. Pero que tiene miedo de creer esto, porque sería tan terrible si resultara falso, y nada quedaría sino la prisión y la espera de la ejecución. Sí, yo sé que todos estos libros sobre «la vida después de la muerte» son muy ingenuos. Pero conducen a alguna parte, hay algo tras ellos, algo a lo que yo me había acercado antes; pero entonces me atemorizó, y hui al desnudo y árido desierto del «materialismo».

"Solo cuando nos damos cuenta de que la vida no nos lleva a ninguna parte, comienza a tener sentido
PD Ouspensky (1878 - 1947)



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