miércoles, 2 de junio de 2021

Ante la Ley.



 Franz Kafka. «Ante la Ley» de la novela El proceso

«Ante la Ley hay un guardián. A este guardián le llega un hombre del campo y le ruega que le deje entrar en la Ley. Pero el guardián le dice que no puede entrar aún. El hombre reflexiona y pregunta si, entonces, podrá entrar más tarde. “Es posible”, dice el guardián, “pero no ahora”. Como la puerta de la Ley está abierta como siempre y el guardián se echa a un lado, el hombre se asoma para mirar por la puerta al interior. Cuando el guardián lo ve, se ríe y dice: “Si tanto te atrae, intenta entrar a pesar de mi prohibición. Pero ten en cuenta una cosa: soy poderoso. Y solo soy el más humilde de los guardianes. Sin embargo, sala tras sala hay otros guardianes, cada uno más poderoso que el anterior. Ni siquiera yo puedo soportar ya la vista del tercer guardián”». […]

»El hombre de campo no había previsto aquellas dificultades; la Ley, piensa, debería ser accesible siempre y para todos, pero cuando mira con más atención al guardián, con su abrigo de piel, su gran nariz puntiaguda y su barba tártara escasa y negra, prefiere recibir autorización para entrar. El guardián le da un taburete y le permite sentarse a un lado de la puerta. Allí pasa días y años».

El guardián, que para el «campesino» que no reconoce cuál es su situación llega a convertirse en el pilar de la espera, es el ángel caído que frustra su regreso al paraíso burgués proustiano: «El hombre, que se ha provisto de muchas cosas para su viaje, lo utiliza todo, por precioso que sea, para sobornar al guardián. Este lo acepta todo, pero al hacerlo dice: “Lo acepto solo para que no creas que has dejado de intentarlo todo”. Durante todos esos años el hombre observa casi ininterrumpidamente al guardián. Olvida a los otros guardianes, y ese primero le parece el único obstáculo para entrar a la Ley. […] Finalmente, su vista se debilita y ya no sabe si realmente se ha hecho más oscuro a su alrededor o si solo lo engañan sus ojos. Sin embargo, percibe ahora en la oscuridad un resplandor que brota inextinguible de la puerta de la Ley. No vivirá ya mucho. Antes de su muerte, todas las experiencias de todo ese tiempo se acumulan en su cabeza en una pregunta que hasta entonces no ha hecho el guardián […]: “¿Qué quieres saber aún?”, le pregunta el guardián. “Eres insaciable”. “Todos ansían llegar a la Ley”, dice el hombre, “¿cómo puede ser que, en todos estos años, nadie más que yo haya solicitado entrar?”. El guardián se da cuenta de que el hombre se está muriendo y, para hacer llegar las palabras a su oído, que se va perdiendo, le grita: “Por aquí no podía entrar nadie más, porque esta entrada te estaba solo a ti destinada. Ahora me iré y la cerraré”».

Esta parábola, que entraña lo principal de la novela El proceso, constituye un alarde sobre la espera que se agota en sí misma. Como los héroes de los laberintos inexplorados de Kafka, atisbamos ese brillo a lo lejos y no nos atrevemos a seguirlo, porque los mil pequeños obstáculos que se interponen nos parecen tan poderosos como al campesino el guardián. Solo llegamos a ver la realidad cuando ya es tarde; el que lleva toda una vida esperando comprende al fin: «Esta entrada te estaba solo a ti destinada». Medio siglo después, el poeta americano Robert Lowell recoge este tope de nuestro horizonte de espera en la expresión: «La luz al final del túnel es la del tren que se nos viene encima».

Andrea Köhler - El tiempo regalado.


lunes, 5 de abril de 2021

La cruz y el martillo: cristianos y paganos en el norte de Inglaterra.

Sergey Shikin

En el año 954, el reino vikingo de York —configurado a partir del reino anglosajón de Northumbria— era gobernado por reyes escandinavos. Había ocurrido en ciertas épocas que reyes del sur se habían impuesto, pero luego el péndulo del poder se había inclinado en favor de los gobernantes vikingos. Al principio se trató de guerreros daneses que habían llegado con el Gran ejercito pagano y después fueron noruegos del reino de Dublín. Lo más destacable es que eran paganos; ya fuera de manera activa o en su círculo cultural inmediato, eran representantes del mundo del norte que creían en Odín y en Thor. Ahora se habían convertido en herederos del reino cristiano primigenio de la Inglaterra anglosajona, el lugar donde los reyes se hicieron primero cristianos en el 627. ¿Qué tal le fue al cristianismo en este contexto?

En el 867, los gobernantes políticos de Northumbria fueron eliminados por los invasores vikingos. A los restos de las élites de Northumbria no les quedó más remedio que hacer las paces con los líderes del ejército vikingo, una paz impuesta por los vencedores. Años después, en el siglo XIII, Roger de Vendover se apoyaba probablemente en auténticas tradiciones del norte (ya desaparecidas) cuando enumeraba las consecuencias amargas de la victoria de los vikingos en York en el 876: «Y entonces estos vencedores abominables, los daneses, asolaron toda la provincia de Northumbria hasta la misma desembocadura del río Tyne». Fueron tiempos difíciles para vivir en el norte, y ningún revisionismo moderno debe llevarnos a ignorar este hecho.

La destrucción causada por la conquista vikinga se vio acompañada por nuevos ajustes políticos, porque los invasores ya no se contentaban con saquear y marcharse. Roger contó con un desconocido anglosajón, Egberto, que fue situado como rey clientelar, para que mandase en nombre de los victoriosos vikingos. Fue Simeón de Durham (muerto en 1129) quien puso por escrito hasta dónde llegaban estos poderes; Simeón, como Roger, tuvo para ello acceso a fuentes que ya no están disponibles. Explicó que Egberto fue rey «sometido a la dominación de aquellos». Su autoridad se restringía a orquestar un Estado títere, el componente meridional (en Bernicia) del reino de Northumbria, más allá del río Tyne. Los nuevos monarcas vikingos mantuvieron a York bajo su control directo, lo cual no es sorprendente, pues era la parte más rica de Northumbria. Consistía en el área (que en su tiempo fue un reino autónomo) llamada Deira, que contaba con unos terrenos agrícolas ondulados y las rutas comerciales que operaban a partir del estuario del Humber. Al micel hæðen here le había ido bien desde que desembarcase en Anglia Oriental en el 866: ahora controlaba directamente la región más rica de Northumbria y acaudillaba militarmente el norte, que nominalmente permanecía bajo autoridad anglosajona.

Esto dejaba a los habitantes de Northumbria con el dilema de si aceptar o no el nuevo statu quo. Está claro que, aunque algunos eran reacios a hacerlo, otras secciones importantes de las élites del norte se alinearon con la nueva situación. En el 872, de acuerdo con Roger de Vendover, algunos de ellos se rebelaron contra los jefes vikingos. Estos rebeldes (que sin duda se consideraban los auténticos patriotas del norte) expulsaron al rey-títere Egberto y a Wulfhere, arzobispo de York. La revuelta fracasó y Wulfhere volvió a York en el 873. Lo fascinante de este episodio es que el arzobispo cristiano y el cristiano rey-títere eran ambos considerados integrantes del bando vikingo.

El arzobispo estaba cooperando claramente con el nuevo régimen dominante vikingo. ¿Cómo tenemos que tomárnoslo? Tal vez nos parezca oportunista y traidor, pero es seguro que el clérigo habría opinado otra cosa. Al forjar esta relación con los nuevos gobernantes, es casi seguro que pensó en reducir el daño a las iglesias locales y a la administración de la Iglesia en general. Los tiempos habían cambiado y él tendría que decidir cómo operar mejor en una situación en la que los gobernantes vikingos parecían haber llegado para quedarse. En esto, al menos, Wulfhere estaba en lo cierto, pues, aunque quedaban muchas turbulencias por vivir, el dominio vikingo no fue una fase pasajera. Los reyes anglosajones no volverían a gobernar con seguridad Northumbria hasta la caída de Erik Hacha Sangrienta y el colapso del reino vikingo de York en el 954, para lo cual quedaba mucho.

Como hemos visto, cuando eso ocurriese finalmente, el norte no lo saludó como algo bueno. Se sintieron resentidos por lo que consideraban un dominio ilegítimo de las dinastías del sur, a pesar de tratarse de elementos anglosajones y cristianos. Mucho mejor un rey local gobernando desde York (aunque fuese escandinavo), cercano a las élites del norte y sus intereses, que aceptar ser un lugar marginal dentro de un reino cuyo centro de gravedad política caía mucho más al sur. Para estas gentes, su identidad política local y regional sería mucho más importante que cierta identidad nacional inglesa. Corremos el riesgo de leer mucho de lo que les ocurrió desde una perspectiva posterior si nos inclinamos por la hipótesis de la traición, que es verlo también más bien como lo veían los gobernantes del sur. En el norte las cosas se veían algo distintas. Desde su perspectiva, la aparente traición cultural de Wulfhere pudo ser vista como Realpolitik estilo norte. Con todo, en el 872 el asunto se complicó aún más y se hizo más sensible desde un punto de vista cristiano, porque los gobernantes vikingos seguían siendo paganos. La decisión de Wulfhere no fue fácil.

Martyn Whittock y Hannah Whittock. Los vikingos De Odín a Cristo.



miércoles, 31 de marzo de 2021

Elucubraciones - ( XXIII )



“El hombre nació libre, pero... está encadenado. Con cadenas hechas de obligación, hambre, miedo. Cadenas clavadas a nuestros cuellos por una raza que nosotros levantamos. Una raza a la que nosotros le otorgamos el poder. No para gobernar, no para reinar, sino para sacarnos de un mundo roto por la guerra y la avaricia. Y, en lugar de eso, nos han guiado hacia la oscuridad. Han utilizado los sistemas del orden y la prosperidad en su propio beneficio. Dan por hecha vuestra obediencia, ignoran vuestro sacrificio y acaparan la riqueza que crean vuestras manos. Para aferrarse a su dominio, prohíben nuestros sueños."

"La compasión no es perdón, y la gratitud no es absolución."

«Cuando se ha perdido todo, el honor reclama la muerte. Es un final noble». Pero ¿qué iba a saber de la muerte un poeta rico? Los pobres conocen la muerte. Los esclavos conocen la muerte. Sin embargo, a pesar de que la ansío, también la temo. Porque cuanto más veo de este mundo cruel, menos creo en que termine en una especie de agradable ficción."

" Lo único que tenemos es ese grito al viento, nuestra forma de vivir. Nuestra forma de avanzar. Y nuestra forma de mantenernos en pie antes de caer."

"Puede que simplemente esa sea nuestra naturaleza, desear siempre cosas que fueron o que podrían ser en lugar de las cosas que son y que serán."

“ Y yo me pregunto, en mis últimos instantes, si al planeta no le importará que lastimemos su superficie o saqueemos su botín, porque sabe que nosotros, criaturas estúpidas y cálidas, no somos siquiera un suspiro en su vida cósmica. Hemos crecido y nos hemos expandido, y también nos arrasaremos y moriremos. Y cuando lo único que quede de nosotros sean nuestros monumentos de acero e ídolos de plástico, sus vientos susurrarán, sus arenas se moverán, y el planeta seguirá dando vueltas y más vueltas hasta olvidar a los simios osados y lampiños que pensaron que se merecían la inmortalidad."

"La vida no consiste solo en respirar, también consiste en ser."

Pierce Brown - Mañana Azul,

martes, 30 de marzo de 2021

TRACE - Norwegian viking short film.


 TRACE es un cortometraje  ambientado en la era vikinga.

Cuenta la historia de Baldr, un explorador que ha visto civilizaciones distantes en el borde del mundo. De ellos aporta conocimientos que pueden ayudar a su gente a construir un futuro mejor. Ahora debe escapar de Gorm y su cruel clan, que buscan destruir todo lo que pueda desafiar su forma de vida.

La historia incluye temas como la transferencia de conocimientos, el patrimonio cultural y la vulnerabilidad que estos tienen en tiempos turbulentos.

Esta película es la primera en utilizar exclusivamente el lenguaje nórdico antiguo, y está filmada en sitios vikingos históricos en Noruega.

El diálogo se creó con la ayuda de un profesor de nórdico antiguo y lenguas escandinavas en la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología. TRACE es una producción independiente con financiación limitada. Se hizo con mucho trabajo duro, una investigación exhaustiva y una pasión de por vida por la historia vikinga.

Escrito, dirigido, editado y producido por: Markus Dahlslett..

domingo, 28 de febrero de 2021

Ragnarok - The short film: 2018.



El cortometraje Ragnarok aborda la historia de Liv y Livtrase, los dos últimos humanos que sobreviven a Ragnarok, el fin del mundo en la mitología nórdica. Por qué sobreviven y los sacrificios realizados.

Este proyecto se inició hace un par de años, con una sensación de atmósfera acompañada de una escena. Un bosque oscuro, pinos, cubierto de nieve. Invierno profundo. Bañado por la fría luz de la luna. Este silencio de espera. Esperando que el mundo explote. Y en el momento en que todo se vuelve insoportable, entre los árboles sale un jinete a caballo a toda velocidad. Y esa es la imagen en mi cabeza que inició toda la historia.
Director: Ole Fredrik Wannebo.