domingo, 6 de noviembre de 2011

La leyenda de Saxif D'Aan


Saxif D'Aan era un gran hechicero, uno de los mayores, y una vez se enamoró. Ya es bastante raro que un melnibonés se enamore, en el sentido que otros entienden esa emoción, pero más extraño es que vuelque ese sentimiento en una muchacha que ni siquiera es de su misma raza. Según tengo entendido, su enamorada era medio melnibonesa pero procedía de una tierra que en aquel tiempo era una posesión melnibonesa, una provincia occidental próxima a Dharijor. Saxif la compró en un lote de esclavos que pensaba utilizar para un experimento mágico, pero la separó de los demás, evitándole el destino que debieron padecer los otros.
Saxif la colmó de atenciones y le concedió cuanto pedía. Por ella abandonó sus prácticas, se retiró a una vida tranquila lejos de Imrryr y creo que la muchacha mostró por él cierto afecto, aunque no parece que le amara.
Había entonces otro hombre, llamado Carolak, también medio melnibonés, que se había hecho mercenario en Shazar y que había conseguido el favor de la corte shazariana. Antes del secuestro, la muchacha había estado prometida con el tal Carolak.
Carolak, ya hombre acaudalado y sólo superado en honores por el rey de Shazar, tuvo noticias del destino de la muchacha y juró rescatarla. Llegó a las costas de Melniboné con unos corsarios y, con la ayuda de la magia, buscó el palacio de Saxif D'Aan. A continuación, fue al encuentro de la muchacha, a quien halló por fin en los aposentos que Saxif había destinado a ella. La muchacha, sorprendentemente, se resistió a acompañarle arguyendo que llevaba demasiado tiempo como esclava en el harén melnibonés para readaptarse a la vida de princesa en la corte shazariana. Carolak, al escucharla, se burló de ella y la raptó. Consiguió escapar del castillo, subió a la muchacha a la silla de su caballo y ya se disponía a reunirse con sus hombres en la costa cuando Saxif D'Aan dio al fin con él. Carolak, creo recordar, murió en el encuentro o fue objeto de un encantamiento. Sin embargo, Saxif D'Aan, presa de unos terribles celos y convencido de que la muchacha había proyectado la fuga con su amante, dio orden de que muriera en la Rueda del Caos.
Sus extremidades fueron descoyuntadas lentamente y Saxif permaneció largos días sentado ante ella, contemplándola mientras moría. Le arrancaron la piel a tiras y el conde Saxif D'Aan observó cada detalle del tormento. Pronto quedó de manifiesto que las pócimas y sortilegios empleados para mantenerla con vida ya no surtían efecto y Saxif ordenó que la sacaran de la Rueda del Caos y la acostaran en un lecho. «Bien dijo entonces, has recibido tu castigo por traicionarme y me alegro. Ahora puedes morir.» Y Saxif vio que sus labios, temerosos y cubiertos de sangre seca, se movían ligeramente, y acercó el oído para escuchar sus palabras.Su último gesto fue un intento de abrazar a Saxif. Y sus palabras fueron unas que nunca le había susurrado hasta entonces, por más que él había deseado oírlas de sus labios. La muchacha sólo musitó una y otra vez, hasta exhalar el último suspiro: «Te quiero, te quiero, te quiero». Y luego murió.
Atormentado por ella, el conde Saxif D'Aan dejó Melniboné para no volver jamás.
La historia supone que murió en alguna tierra remota, tratando de compensar lo que había hecho a la única criatura que había amado en su vida.

Michael Moorcock. Marinero de Los Mares Del Destino / ilustración Yoshitaka Amano

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