Jeff Jones
Las primeras espadas de bronce obtenidas por fundición serían simples hojas afiladas, que se sujetarían a la empuñadura mediante una serie de remaches (Espadas de Remaches) resultando de ello un conjunto sumamente frágil que tendería a romperse por la unión de hoja y empuñadura al ser utilizada como arma de corte, dejando desarmado a su portador, posiblemente en el momento menos oportuno. Esta fragilidad debida a la unión de dos piezas distintas, fue subsanada con la fabricación de un nuevo modelo, en el cual la empuñadura era parte integrante de la hoja. De esta forma, a partir del nuevo conjunto más rígido y funcional, y por supuesto al continuo avance de las técnicas de fundición, se fueron adoptando espadas de hoja cada vez más largas y pesadas que aguantaban bastante bien el golpe contra el armamento enemigo. Llegamos entonces a la fundición de espadas enteras, a las que posteriormente se les añadiría unas piezas de diversos materiales, como el metal, el hueso o la madera, a modo de cachas, sujetas unas veces con remaches y otras mediante tiras de cuero conformando una empuñadura firme y resistente.
Adolfo R. Bernalte Sánchez
Asociación Española de Esgrima Antigua
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