miércoles, 3 de julio de 2013

Elucubraciones (II)

Fotografia:Jestormbringer

< De todo lo escrito yo amo sólo aquello que alguien escribe con su sangre.
Escribe tú con sangre: y te darás cuenta de que la sangre es espíritu.>

Cualquiera que sea la posición filosófica que adoptemos hoy: mirando desde cualquier lugar, la erroneidad del mundo en que creemos vivir es lo más seguro y firme de todo aquello de que nuestros ojos pueden todavía adueñarse: a favor de esto encontramos razones y más razones que querrían inducirnos a conjeturar que existe un principio engañador en la «esencia de las cosas». Mas quien hace responsable a nuestro pensar mismo, es decir, a «el espíritu», de la falsedad del mundo - honorable escapatoria a que recurre todo consciente o inconsciente advocatus dei [abogado de Dios] -: quien considera que este mundo, así como el espacio, el tiempo, la figura, el movimiento, son inferencias falsas: ése tendría al menos un buen motivo para aprender por fin a desconfiar de todo pensar.

Nietzsche (Más allá del bien y del mal)

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