sábado, 12 de octubre de 2019

Hird.



Conocido en la Escandinavia de la época de los vikingos como lið o hirð, el comitatus estaba formado por guerreros jóvenes que entraban al ser vicio del jefe o del rey. A cambio de su lealtad y su ser vicio militar, los guerreros del comitatus esperaban recibir comida y alojamiento, el regalo de armas y joyas, y una parte del botín de guerra. Los guerreros juraban lealtad al jefe de por vida, pero su lealtad estaba condicionada a que el jefe cumpliera su parte del trato. El jefe que no quería, o no podía, recompensar a sus guerreros no conservaba durante mucho tiempo su comitatus. Los jefes que eran malos guerreros quedaban por el camino, mientras que los que eran buenos guerreros consolidaban su poder porque su éxito atraía a más guerreros, y un comitatus más fuerte conducía a más éxito en la guerra. Esta dinámica creó una sociedad violenta y depredadora en la que la guerra era el camino más seguro para alcanzar riqueza, posición y poder. Otro efecto fue concentrar el poder en cada vez menos manos, aumentando la competencia entre hombres ambiciosos en el seno de una tribu, y animando a la fusión de tribus. En algunos casos se trataba de una tribu más fuerte que conquistaba y absorbía a otra más débil, pero con la misma frecuencia se trataba de un proceso voluntario. Muchas tribus se aliaron, formando coaliciones para librar la guerra con más efectividad. Cuando su unidad se cimentaba con el éxito en la guerra, estas coaliciones se convirtieron en la base de nuevas identidades étnicas. Los sajones y los francos, por ejemplo, se desarrollaron de esta manera a partir de coaliciones tribales.

Un ejército vikingo importante en este período no tenía una estructura jerárquica con un comandante supremo. La unidad militar básica escandinava era el lið (o en la época vikinga tardía, el hirð), que era el contingente personal de guerreros de un rey o de un jefe, cuyo tamaño dependía de la riqueza y la posición de su líder. Los guerreros de un lið formaban una compañía juramentada o félag, que estaba unida por juramentos de lealtad mutua. La disciplina formal era innecesaria entre sus filas. Los guerreros vikingos consideraban que su honor y su reputación eran sus posesiones más valiosas y las tenían que defender a toda costa. Cualquier guerrero que abandonaba a sus camaradas en batalla perdería su honor y se convertiría en niðing, literalmente «nada», una no persona. La mayoría de los vikingos prefería una muerte honorable a convertirse en niðing: al menos esta preservaba la reputación póstuma del hombre y protegía el honor de su familia. Para una expedición víking, un jefe podía completar su lið con hombres entre las levas locales de defensa. Con la promesa de botín y tierras, probablemente no faltaban los voluntarios. Ejércitos como el que invadió Inglaterra en 865 eran esencialmente grupos de liðr que se habían unido con un objetivo común. La toma de decisión se realizaba por consenso, aceptando que tenían mayor peso los jefes de guerra más victoriosos y los que tenían sangre real. Cuando se terminaba la campaña, los ejércitos se dividían en sus respectivos liðr para asentarse, regresar a casa o unirse a otro ejército en cualquier otro lugar.

John Haywood - Los hombres del norte.


No hay comentarios:

Publicar un comentario