Nils Bergslien - Jomsvikings_Battle_of_Svolder.~ 1900
“El agudo tirador de arco, sobre el mar extiende amplia su flota, Pues bien amaba él la tormenta de la batalla: Bien amaba el jarl desplegar su estandarte de batalla, Sobre el bien pisoteado campo de batalla Se levantaba la luna roja de su escudo; Y a menudo se atrevía el hijo de Eírik A intentar el combate con el Jarl Håkon ”.
“¿Quien es el hombre que se atrevería a decir Que el hijo de Sigurd evita la pelea? Él sacia al cuervo él nunca teme El canto de la flecha o el vuelo de las lanzas, Con espada atronadora ataca en la guerra, Cual Odín terrible; o desde lejos hace volar la lluvia de flechas Para aumentar la vela de la victoria. La victoria fue traída sinceramente, Y muchos combates vikingos tuvieron lugar Antes de que el libertino de la espada Fuera señor del país oriental.”
“Alabo al hombre, mi héroe él, Que en su buen barco recorre el mar, Como un pájaro de presa, intenta ganar Roja venganza por su pariente asesinado. Desde su espada azul la lluvia de hierro Que congela la vida derramada de nuevo, Sobre él que toma la vida de su padre, Sobre él y sus hombres en la lucha. A Odín fueron conducidas muchas almas, A Odín fueron entregados muchos valiosos regalos. Ruidosa se propaga la tormenta sobre el campo de batalla El hacha repica contra el yelmo, y la espada sobre el escudo”.
Hablamos de los sables porque es obligación de todos los guerreros, tanto oficiales como soldados, llevar dos sables. Antiguamente éstos se llamaban tachi y katana, o el gran sable y el sable; actualmente se llaman katana y wakizashi; o sable y arma que se lleva al costado. No es necesaria una exposición detallada de los motivos de los guerreros de llevar dos sables. En Japón, la costumbre de los guerreros es llevarlos a ambos lados, tanto si se sabe manejarlos como si no. He llamado a nuestra escuela, Escuela de los Dos Sables, para señalar las ventajas de llevar los dos sables.
En cuanto a la lanza, la alabarda y otras armas, se consideran parte del equipo del guerrero.
En nuestra escuela, lo principal para los principiantes es practicar la ciencia de empuñar los sables, el largo en una mano y el corto en la otra. Cuando la vida de uno está en peligro, se desea utilizar todas las armas de que disponemos. Ningún guerrero querrá morir teniendo sus sables enfundados; sin embargo, cuando se sostiene algo en cada mano, es difícil esgrimir con la misma libertad la izquierda y la derecha; mi objetivo es que os acostumbréis a manejar el sable largo con una mano.Con armas largas como la lanza y la alabarda, no existe ninguna elección; pero el sable largo y el corto son armas que pueden ser manejadas con una mano.
El problema de manejar un sable largo con ambas manos es que no es fácil hacerlo a caballo, y no es adecuado cuando se corre precipitadamente, es difícil en un terreno pantanoso, en campos embarrados, planicies pedregosas, caminos frecuentados o lugares abarrotados.
Cuando se tiene un arco o una espada en la mano izquierda, o cualquier otra arma que se esté manejando, se puede empuñar el sable largo con una sola mano; por ello, manejar el sable largo con ambas manos no es la auténtica vía.
Cuando es imposible golpear a muerte utilizando una sola mano, utilizad entonces las dos manos para hacerlo. Esto no debería exigir un gran esfuerzo. La Escuela de los Dos Sables es un método para aprender a manejar el sable largo con una mano; su objetivo es acostumbrar primero a las personas a manejar el sable largo con una sola mano.
El sable largo le parece pesado e inmanejable a todo el mundo al principio, pero cualquier cosa es así cuando se empieza: el arco es difícil de tensar, y es duro de empuñar la alabarda. En cualquier caso, cuando os familiarizáis con cada arma, os volvéis más fuertes con el arco y adquirís la capacidad de manejar el sable largo. Así pues, cuando alcanzáis el poder del método, se hace fácil de manejar.
Blandir el sable largo con gran velocidad no es la fórmula correcta, como se aclarará en la segunda parte, el Manuscrito del Agua. El sable largo puede ser manejado en lugares espaciosos, el sable corto en lugares reducidos; para empezar, ésta es la idea esencial.
Con nuestra escuela, uno puede ganar con el sable largo y también puede ganar con el sable corto. Por esta razón, no esta determinada la longitud precisa del sable largo. La vía de nuestra escuela consiste en tener el espíritu de obtener la victoria por ambos medios. Es mejor manejar dos sables que un sable largo cuando se está luchando solo en una pelea; también es ventajoso cuando se quieren hacer prisioneros.
Puntos como éste no requieren ser escritos con detalles exhaustivos; de cada punto pueden inferirse miles de cosas. Cuando hayáis obtenido el dominio de la práctica de la ciencia de las artes marciales, no habrá nada que no veáis. Es necesario reflexionar profunda y cuidadosamente sobre esto.
Tamomori tied to a huge anchor ready to cast himself into the sea.
Utagawa Kuniyoshi (歌川国芳?) (1797 – 1861) fue uno de los últimos maestros japoneses de la técnica del ukiyo-e en la impresión xilográfica y pertenecía a la escuela Utagawa. Escenas históricas, escenas mitológicas, luchas contra arañas gigantes, esqueletos, sapos, carpas monstruosas, rufianes tatuados, mujeres guerreras, fantasmas macilentos, y luchas desesperadas de samuráis. Todo eso conforma el mundo desarrollado por uno de los grandes del Ukiyo-e, tal vez lo más destacable sean sus series dedicadas a los guerreros y samuráis, obras que nacen a partir del encargo recibido en 1827 de realizar la serie "Tūszoku Suikoden gōketsu hyakuhachinin no hitori" basada en un cuento popular chino. A partir de aquí desarrollará la que tal vez sea su obra más interesante y con mayor influencia, ya que la inclusión de tatuajes en sus guerreros fue una novedad que influenció la moda en Edo.
Sé que colgué de ese árbol barrido por el viento,
meciéndome durante nueve largas noches,
herido por mi propia lanza,
ensangrentado para Odín,
yo mismo una ofrenda para mí mismo:
atado al árbol del que ningún hombre conoce
hacia dónde corren sus raíces.
Nadie me dio pan, nadie me dio agua.
Hacia los abismos más profundos me asomé
hasta que avisté las Runas.
Lanzando un rugido las tomé
Para luego caer, aturdido y débil.
Gané bienestar y sabiduría también.
Crecí y me regocijé con mi crecimiento:
de palabra en palabra fui guiado hacia otra palabra,
de una acción hacia otra acción.
Edda Poética,1200 D.C.
Durante
nueve días el dios nórdico Odín cuelga de Yggdrasil, el árbol de mundo.
Cuelga de allí, sacrificado él mismo a sí mismo. Sin comida ni agua,
profundamente herido por su propia lanza, soporta las largas noches en
el árbol. No es un intento de salvar al hombre de sus pecados. No se
está sacrificando a sí mismo para redimir a un mundo pecaminoso. Cuelga
del árbol por su propia y libre Voluntad. La imagen nórdica del mundo no
incluye la creencia en un pecado original del que el hombre ha de ser
salvado. La tradición nórdica no enfatiza a ningún mesias. Hay otras
motivaciones tras el sacrificio de Odín. Cuelga de allí por su propio
provecho, para ganar sabiduría y poder, en su búsqueda de los mayores
secretos del universo, los secretos que atrapa de las profundidades en
un grito de extasis.
Odín no es un mesias. Es, en muchos aspectos
un dios demoniaco y oscuro, temido por la mayoría de los hombres. Pero
es un modelo a seguir- A través de su pertinaz búsqueda de conocimiento y
poder podemos aprender los secretos conocidos sólo por él. Odin puede
devenir nuestro profesor e iniciador. No nos salvará de ningún pecado.
Pero su camino revelará una iniciación mágica de conocimiento y poder.
Puede enseñarnos como salvarnos a nosotros mismos de la debilidad y la
incertidumbre. Él nos puede mostrar los secretos de las runas
La
palabra runa por sí misma puede darnos una pista de lo que estas son en
realidad. En los lenguajes nórdico antiguo y germánico, la palabra runa
significa "secreto", "misterio" o "susurro secreto". Las runas no fueron
usadas en la forma de escritura normal en un principio, sino como
símbolos mágicos o signos para describir diferentes fuerzas y principios
en el universo y la existencia humana. Esto signos no son sólo las
runas que podemos reconocer en las hileras. En un sentido más profundo,
son fuerzas ocultas ilustradas con ciertos signos de escritura, también
en galdr (encantamientos), canciones y otras prácticas mágicas. Las
runas y las canciones que Odín recibió después de su iniciación en el
árbol del mundo son una expresión mágica de las fuerzas ocultas del
universo. Así que pueden tener varios significados diferentes. En un
aspecto externo, la palabra "runa" denota el signo de escritura del
nórdico antiguo; en un nivel más profundo, denota las fuerzas del
universo y la espiritualidad oculta completa.
Thomas Karlsson Uthark - El Lado Oculto de Las Runas.
En la Saga de Fergus mac Leti, se encuentra con espíritus del agua llamados lúchorpáin o "pequeños cuerpos", los que se cree que son las primeras referencias conocidas a duendes. Las criaturas intentan arrastrar a Fergus al mar mientras él está dormido, pero el agua fría lo despierta y se apodera de ellos. A cambio de su libertad los lúchorpáin le conceden tres deseos, uno de los cuales es obtener la capacidad de respirar bajo el agua. Esta facultad funciona en cualquier lugar, menos en Loch Rudraige (un lago en Dundrum Bay) en el Ulster.
Fergus y Muirdris.
Fergus fue uno de los reyes míticos de Irlanda, su mayor pasión consistía en explorar los lagos y los ríos de su tierra. Cierto día, mientras paseaba por las orillas del lago Rury, apareció el Muirdris, un dragón de río de características monstruosas, del que apenas pudo escapar. Por este motivo, la cara del rey quedó desfigurada como muestra del terror al que había sido sometido, como era muy querido por sus subditos, todos en palacio decidieron esconder los espejos para que el rey no fuera consciente de su defecto.
Sin embargo un día, Fergus enfurecido golpeó a una esclava, a lo que ella, indignada, le gritó que antes de andar maltratando a las mujeres fuera a buscar venganza sobre el monstruo que le había dejado así. El rey ordenó que le trajeran un espejo cuando contempló su faz cogió sus zapatos mágicos, tomó su espada y se marchó hacia el lago Rury. En cuanto llegó a la orilla se sumergió en el agua, permaneciendo durante un día y una noche bajo las olas escondido, de pronto el agua del lago comenzó a hervir y se tiñó de rojo, tras mucho rato sus subditos le vieron emerger de las aguas con la cabeza del Muirdris en sus manos.
El asombro de los presentes era indescriptible, ya que mientras sujetaba la cabeza, el defecto había desaparecido de su cara. Cuando llegó a la orilla, sólo tuvo tiempo de depositar allí su trofeo antes de que se produjera su muerte por agotamiento.
La Saga de Fergus mac Leti.
(Fergus mac Leti.Fue, según la leyenda irlandesa y la historia tradicional, un Rey del Ulster. Su lugar en la cronología tradicional, no es cierto - según algunas fuentes, fue contemporáneo del Gran Rey Conn de las Cien Batallas.
Muirdrisse refiere a veces como un caballo de agua, imágenes y otras descripciones sostienen que fuera un dragón marino de proporciones temibles.)
Sisebuto. Rey visigodo (612 / 621) Fotografia: Jestormbringer
Así sólo la igualdad sigue siendo capaz de explicar una desigualdad que los desigualitaristas serán siempre incapaces de pensar. El hombre razonable conoce la razón de la sinrazón ciudadana. Pero, al mismo tiempo, la conoce como insuperable. Él es el único que conoce el círculo de la desigualdad. Pero él mismo está, como ciudadano, encerrado en ese círculo. «Sólo existe una razón, pero esa razón no ha organizado el orden social. Por eso la felicidad no sabría estar ahí.» Sin duda los filósofos tienen razón al denunciar a la «gente a sueldo» que intenta racionalizar el orden existente. Este orden no tiene razón. Pero se engañan persiguiendo la idea de un orden social al fin racional. Se conocen las dos figuras extremas y simétricas de esta pretensión: el viejo sueño platónico del rey filósofo y el sueño moderno de la soberanía del pueblo. Sin duda, un rey puede ser filósofo como cualquier otro hombre. Pero precisamente lo es como hombre. Como jefe, un rey tiene la razón de sus ministros, que a su vez tienen la razón de sus jefes de oficina, los cuales tienen la razón de todo el mundo. No depende de sus superiores, es verdad, solamente de sus inferiores. El rey filósofo o el filósofo rey forma parte de su sociedad; y ésta le impone como a los otros sus leyes, sus superioridades y sus corporaciones explicativas.
También es por eso por lo que la otra figura del sueño filosófico, la soberanía del pueblo, no es más sólida. Pues esta soberanía que se presenta como un ideal que debe realizarse o un principio que debe imponerse siempre ha existido. Y en la historia resuena el nombre de aquellos reyes que perdieron su trono por haber despreciado esto: nadie reina si no es por el apoyo que le presta la masa. Los filósofos se indignan. El pueblo, dicen, no puede alienar su soberanía. Se responderá que quizás no puede pero que siempre lo ha hecho desde el principio del mundo. «Los reyes no hacen pueblos, y les gustaría hacerlos.
Pero los pueblos sí que pueden hacer jefes, y siempre lo han querido.» El pueblo está alienado a su jefe exactamente igual como el jefe a su pueblo. Este sometimiento recíproco es el principio mismo de la ficción política como alienación original de la razón a la pasión de la desigualdad. El paralogismo de los filósofos es fingir un pueblo de hombres. Pero eso es una expresión contradictoria, un ser imposible. Sólo existen pueblos de ciudadanos, de hombres que alienaron su razón a la ficción desigualitaria.
No confundamos esta alienación con otra. No decimos que el ciudadano es el hombre ideal engalanado con las pieles del hombre real, el habitante de un cielo político igualitario que cubre la realidad de la desigualdad entre los hombres concretos. Decimos al contrario que no hay igualdad más que entre los hombres, es decir, entre individuos que se ven solamente como seres razonables. Al contrario, el ciudadano, el habitante de la ficción política, es el hombre condenado al país de desigualdad.
El hombre razonable ya sabe que no existe ciencia política, que no existe política de la verdad. La verdad no zanja ningún conflicto del espacio público. Sólo habla al hombre en la soledad de su conciencia. Se retira en cuanto estalla el conflicto entre dos conciencias. Quien espera encontrarla debe, en cualquier caso, saber que va sola y sin comitiva. Las opiniones políticas, en cambio, nunca dejan de darse la comitiva más imponente: la Fraternidad o la muerte, dicen; o bien, cuando toca su turno, la Legitimidad o la muerte, la Oligarquía o la muerte, etc. «El primer término varía, pero el segundo siempre se expresa o se sobreentiende sobre la bandera, sobre los estandartes de todas las opiniones. En la derecha, se lee Soberanía de A o la muerte. En la izquierda, Soberanía de B o la muerte. La muerte nunca falta, conozco incluso filántropos que dicen: Supresión de la pena de muerte o la muerte.» La verdad no se sanciona; no se le agrega la muerte. Digámoslo según Pascal: siempre se ha encontrado el medio de atribuir justicia a la fuerza, pero no se está cerca de encontrar el medio de atribuir fuerza a la justicia. El proyecto mismo no tiene sentido. Una fuerza es una fuerza. Puede ser razonable utilizarla. Pero es desrazonable querer volverla razonable.
Los orígenes con un fundador mitológico, siempre han sido reivindicados por los clanes, reforzando su posición y status así como una noción romántica y gloriosa de sus orígenes. La mayoría de los más poderosos clanes apuntan a orígenes basados en la mitología celta. Así por ejemplo observamos la rivalidad entre el Clan Donald, que dice descender o bien del rey Conn Cétcathach del Ulster allá por el siglo II después de Cristo, o bien de Cú Chulainn, el legendario héroe del Ulster; y los Campbell que aseguran descender de Diarmaid Torc, personaje enraizado en el ciclo de los Fenianos o de Finn mac Cumall.
Por otra parte, como los MacKinnons o los MacGregors afirman tener un antepasado común en Alpin, misteriosos rey cuyo también misterioso hijo Kenneth mac Alpin, unió los reinos de Dál Riada y los pictos hacia el 844. Sólo una confederación de clanes, como los MacSweens, los Lamont, los MacLeys, los MacLachlan y los MacNeill, los cuales florecieron en Kintyre y Cowal a principios del siglo XII, dicen descender del poderoso rey irlandés del siglo V Niall Noígiallach (de los nueve rehenes). En realidad, los progenitores de los clanes rara vez pueden ser datados con fiabilidad más allá del siglo XI, y la continuidad en los linajes no se produce hasta los siglos XIII o XIV.
La emergencia de los clanes poco tiene que ver con un rasgo étnico, están más asociados a giros políticos y oportunidades basadas en el momento social. La reconquista por parte de la Corona escocesa de las islas occidentales del poder noruego en el 1263, y la pacificación de las rebeliones de Moray en los siglos XIII y XIV, dio las oportunidades para que nobles, señores de la guerra e incluso poderes eclesiásticos, con la ayuda inmediata de sus acólitos, pudieran imponer su dominio sobre familias de estos lugares por vías pacíficas o por la fuerza. Aunque estos nobles y señores de la guerra pudieran ser catalogados como de origen gaélico, sus orígenes se trazan desde raíces gaélico-noruegas, bretonas, e incluso pictas. Incluso la inestabilidad que supuso las guerras de independencia con la Corona inglesa a finales del siglo XIII y principios del siglo XIV, trajeron consigo un debilitamiento del poder de todos estos jefes gaélicos, permitiendo el desarrollo de familias y clanes de origen anglo-normando como los Fraser, Chisholm, los Grant y muchos otros.
Otro punto que hizo florecer la cultura de los clanes, también durante las guerras de independencia, fue la introducción por Robert de Bruce de derechos feudales y de títulos de propiedad que concedió a los clanes por sus servicios. Grandes porciones de tierra fueron concedidas por la Corona escocesa a los jefes de clan por su ayuda contra la causa inglesa. Esto produjo que clanes como los MacDonald, fuesen elevados a un rango superior sobre otros como los MacDougall con los que compartían un mismo origen, en Somerled el gran señor de la guerra gaélico-noruego del siglo XII. El subsiguiente poderío que alcanzaron los MacDonald como Ceannard nan Eilean o Señores de las Islas durante los siguientes dos siglos, hizo oscurecer el hecho de que, al igual que sus rivales los Campbell, habían conseguido su posición no sólo por el poder de su familia y una asociación de tipo local, sino también por la entrega por parte de la Corona de una influencia territorial. Los clanes se pueden definir entonces como el producto de una asociación de familias o grupos familiares de origen común y del resultado del feudalismo. Este componente feudal, creció y se fortaleció gracias a la ley escocesa que separa la cultura de clan de la cultura tribal; así como lo que históricamente diferencia los clanes escoceses de los grupos aborígenes de África, América o Australia.
"The Funeral of a Viking" by Sir Frank Dicksee (1853-1928).
Tomas Forsberg,"Quorthon" (17 de febrero de 1966 - 3 de junio de 2004)
X aniversario de la muerte de Quorthon, fundador y el único miembro, de una de las bandas más influyentes : Bathory.
Bathory - "Song to Hall Up High"
"Sé que me contemplas,
Padre de todo el pasado
Y de todo lo que será;
Eres el primero y el último.
El Vigilante de todo lo que vive.
El Guardián de todo lo que murió.
El dios tuerto allá alto, arriba
Que gobierna mi mundo, y el cielo.
Viento del Norte, lleva mi canción a las alturas
Al Salón de la Gloria que está en los cielos,
Así sus puertas me saludarán de par en par
Cuando haya llegado mi hora de morir."