Las islas Feroe , se encuentran en el Atlántico norte, entre Escocia e Islandia, y constituyen una región autónoma dentro del Reino de Dinamarca. El archipiélago, con numerosas
islas, es una zona rocosa y de pendientes abruptas, que usualmente queda envuelta en espesas nieblas y jornadas ventosas.
Aunque existen pruebas que demuestran la existencia de vida humana en las islas hacia el siglo IV, fue recién en el siglo IX que las Feroes fueron habitadas permanentemente por colonizadores vikingos. La saga Færeyinga relata que Grímur Kamban, de probable origen hiberno-nórdico, habría llegado a las islas cerca del año 825. Una nueva ola de colonos, provenientes de Noruega, llegó hacia 890. La comunidad vikinga originaria creó en el siglo X una pequeña mancomunidad dirigida por un parlamento llamado Løgting y que se dedicaba a la exportación de pescados y lana de ovejas con el resto de las costas nórdicas. El nombre Feroe vendría del nórdico antiguo Fær-øer, «isla de ovejas».
A comienzos del siglo XI, el rey Olaf I de Noruega decidió convertir a la población local al cristianismo. Su principal agente, Sigmundur Brestisson fue asesinado en 1005; su lápida en Skúvoy es uno de los monumentos más importantes del archipiélago. Fue finalmente durante el gobierno de Olaf II que las Feroes fueran convertidas y sometidas al dominio de Noruega. En 1035, el archipiélago perteneció al feudo del noruego Leivur Øssursson, lo que puso fin a la era vikinga. Sin embargo, la lejanía de estas tierras de su señor feudal permitió que los
feroeses mantuvieran su autonomía.
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