Andrey Shishkin - Ivan the Terrible.
Iván el Terrible es el zar ruso cuyo nombre ha sido objeto de mayor divulgación. Este personaje ha ejercido una siniestra fascinación a través de la historia, aunque sin dejar de ser una figura nebulosa contemplada a través de violencias y gran crueldad, la mayoría de los historiadores, como Karamzin a principios del siglo XIX, le han considerado un cruel tirano, pervertido por el poder. Sin embargo, en la Unión Soviética ha sido reconocido como un gran zar y, posteriormente, considerado héroe nacional, tal como nos lo demuestra el notable film de Eisenstein.
Iván será siempre motivo de controversia, como ya lo fue en su tiempo. Era un carácter extraordinariamente complejo y no aceptaba términos medios ni en su conducta ni en sus palabras. Tenía una personalidad viva y poderosa, e inspiró apasionadas leyendas y polémicas. Su vida fue trágica. Desde su más tierna infancia, y a lo largo de toda su vida, el miedo, las calamidades y las tragedias personales le agobiaron. Todas estas desgracias, en la mayoría de los hombres habrían causado la perdición.
El miedo, la traición y la desesperación le convirtieron en un hombre desconfiado al que costaba poco encolerizarse; los castigos que infligía a los demás eran los normales en aquellos tiempos. Es evidente que su comportamiento da muestras de muchos síntomas de un maníaco depresivo; su preocupación por el pecado, su ansiedad obsesiva en cuanto a su dinastía y sus reacciones poco humanas le llevaron muy cerca de la locura en ciertos momentos de su vida. Pero, al mismo tiempo, era un hombre capaz de sentir afecto y, en ocasiones, era amable y generoso, así como tolerante, y en todos los casos fue siempre un soberano práctico y responsable en lo referente a los intereses del imperio.
Iván fue uno de los zares más representativos y sobresalientes de Rusia. Hombre dominante, de gran inteligencia y habilidad, era un gobernante por naturaleza, y por ser el primer zar coronado con este título en Rusia, exigía la lealtad y devoción de todo su pueblo, para el cual él representaba el centro y epítome de la nación.
Iván estableció su poder absoluto en Rusia y convirtió la nación en una unidad, cuando en la inquieta Europa del siglo XVI los estados centralizados giraban enteramente alrededor de sus monarcas. Puede decirse que el acontecimiento que convirtió a Rusia en nación fue la conquista de los kanatos de Kazan y Astracán, hechos que hicieron exaltar la imaginación de todos los rusos. También fue Iván quien estableció los fundamentos del futuro imperio ruso, abriendo el camino a la colonización hacia el este. Luchó en occidente para conseguir un acceso al Báltico y para que Rusia tuviera su parte en el comercio y libre intercambio con el resto de Europa. Además, su reinado transcurría en unos momentos en que se creaba la maquinaria del gobierno centralizado y son muy notables las importantes reformas que llevó a cabo, tanto políticas como administrativas y eclesiásticas.
Sus súbditos le llamaron Grozny, que en ruso significa «el temido», es decir el zar «que ha de ser temido», en el mismo sentido en que Dios debe ser temido. La palabra Grozny puede que al ser aplicada a Iván incluyera también la idea de groza, tormenta, porque su temperamento era ciertamente tormentoso. Pero la
palabra «temido» refleja mejor la actitud de sus súbditos.
Sin embargo, no se debe a un simple error de traducción el que la palabra Grozny haya sido aplicada como «El Terrible». Este sobrenombre deriva también de la reputación de Iván en el extranjero durante su reinado, reputación que ha quedado adherida a su figura a través de la historia, y que se debe principalmente a los informes y polémicas de sus enemigos, en particular del príncipe Andrei Kurbsky, cuyas calumnias, más que ningunas otras, han oscurecido la figura de Iván y contribuido a desmerecer su importancia como gran gobernante de toda la nación.
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