sábado, 17 de marzo de 2018

Medusa.

Fotografia: Jestormbringer

  Las Gorgonas (Gorgones o Gorgous en griego), que eran tres, se llamaban Esteno, Euríale y Medusa. Según Hesíodo, vivían más allá del océano exterior, en dirección a la noche, cerca de las Hespérides (cerca de la puesta de sol en el lejano occidente). En otra versión de la épica antigua, la que aparece en las Ciprias, vivían en medio del océano en una isla rocosa llamada Sarpedón. Se aceptaba generalmente en las fuentes posteriores que vivían en medio del Océano o allende, aunque no siempre en dirección oeste. Esquilo sitúa su morada cerca de las Grayas, sin embargo, señala que ambos grupos de hermanas habitaban en el este, en un lugar accesible por tierra. Aunque Hesíodo evita problemas a la hora de describir a las Gorgonas, la mayoría de las ocasiones son representadas como monstruos horribles, tan horribles que, con sólo verlas, los hombres se convertían en piedras. Sus sonrientes cabezas estaban coronadas con serpientes y tenían dientes que inspiraban terror, o incluso colmillos como los jabalíes.
Como señala Hesíodo, Medusa se diferenciaba de sus hermanas por el hecho de que era la única de ellas que era mortal, por eso Perseo la eligió como víctima cuando lo enviaron a buscar una cabeza de gorgona. Hesíodo aprovecha la ocasión para hacer referencia a este episodio en la Teogonía porque curiosamente tiene una notable implicación genealógica. Medusa estaba embarazada en el momento de su muerte, ya que se había acostado con Poseidón en un prado entre las flores de primavera y sus retoños, Crisaor y Pegaso, salieron de su cuello cuando Perseo le cortó la cabeza.
El poeta señala que Crisaor se llamaba así porque llevaba una espada de oro en su mano (chryseon aor), pero no dice nada sobre él excepto que era el padre de Gerión. Las fuentes posteriores no dan muchas más explicaciones. La evidencia de las artes visuales, también bastante limitada, sugiere que Crisaor no era monstruoso en su forma, al igual que muchos otros miembros de su familia. El caballo alado Pegaso, por contraste, es célebre en la mitología como el compañero de Belerofonte .
Aunque Homero no hace ninguna referencia a la historia de Perseo y Medusa, sí menciona que «la cabeza de gorgona, horrible monstruo, espantosa y pavorosa» estaba incrustada en la égida  de Atenea; y resulta al menos posible que en época de Homero se aceptara que la había recibido de Perseo, como se indica en autores posteriores desde Ferécides en adelante .Homero, asimismo, señala que la cabeza de la gorgona aparecía como decoración en las armas humanas: por ejemplo, el broquel del escudo de Agamenón era una cabeza de gorgona que miraba fieramente, con representaciones de Deimo y Fobo (Terror y Miedo) a ambos lados. Como imágenes que no sólo valían para infundir terror sino que también se les atribuían poderes mágicos —evitar que uno fuera herido—, aparecen también en corazas y escudos en época histórica, así como en murallas y puertas. Las imágenes del arte griego arcaico se corresponden con las descripciones de los pasajes de Homero y nos muestran terribles cabezas sonrientes de narices chatas, lenguas que cuelgan de las bocas y ojos que miran fijos. Parece que la cabeza de la gorgona, o gorgoneion, se originó como una imagen apotropaica que existía de manera independiente antes de que se convirtiera en un monstruo de cuerpo entero y, con el paso del tiempo, en un trío de monstruos.
De acuerdo con una extraña historia narrada en el Ion de Eurípides, Atenea consiguió su gorgoneion al dar muerte a la gorgona, aquí sin nombre propio, durante la batalla entre dioses y Gigantes, después de que Gea diera a luz al monstruo para entregar a las filas de los Gigantes un terrible aliado, ya que éstos eran también sus hijos. Seguramente ésta sea una historia tardía, quizá una invención del mismo Eurípides, ya que no hay otra fuente semejante ni en la literatura ni en las artes.
Para fundamentar la razón de que Poseidón deseara dormir con la Medusa, en algunas ocasiones se explicaba que ella había sido extraordinariamente bella hasta que fue convertida en monstruo. Según Ovidio, había sido encantadora en todos los aspectos posibles y su pelo resultaba especialmente bello hasta que Poseidón la sedujo en un templo de Atenea, lo que enojó profundamente a la diosa virgen, que transformó su cabellera en un ovillo de serpientes. En otra versión de la historia, Atenea aparentemente la castigó así después de que Medusa la irritara diciendo que era tan bella como ella. Es lógico, de todos modos, señalar a Atenea como la diosa que provocó la transformación de Medusa ya que era precisamente ella la que llevaba su cabeza en la égida. Al margen de estas historias, la cabeza de Medusa fue representada de una manera muy ajena a esa imagen monstruosa en las obras de arte posteriores al siglo V a.C., en las que a menudo aparece con una belleza serena y fría, incluso a partir del año 300 a.C. de un modo patético, con una expresión de horror o dolor en sus ojos.
La cabeza de Medusa, también su pelo y su sangre, seguían siendo muy poderosos después de su muerte. Hay varias narraciones en las que se cuenta cómo Perseo utiliza la cabeza de Medusa para convertir a sus enemigos en piedras . Asimismo, Heracles dio un mechón de su cabellera a Estérope, la hija de Cefeo, para que lo utilizara para proteger a la ciudad arcadia de Tegea. Atenea recogió parte de su sangre y se la dio a Asclepio, que se sirvió de ella para sanar a gente e incluso para resucitarla. En el Ion de Eurípides, se dice que Atenea entregó a Erictonio, rey de Atenas, una ampolla que contenía dos gotas de la sangre de la gorgona, una de ellas era un veneno mortal, la otra, un fármaco sanador. El pueblo de Argos afirmaba que la cabeza de la gorgona estaba enterrada bajo un terraplén que había en su plaza del mercado; allí, sin duda, se muestra su función como alejadora de males.

Robin Hard El gran libro de la mitología griega.

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