jueves, 15 de octubre de 2015

Niflheim.

  Llega un tiempo en que las ilusiones se desvanecen. No importa cuán glorioso pueda ser el Valhalla, tras un tiempo los guerreros e incluso los dioses, han terminado con la gloria y la visión se esfuma. Entonces las puertas del infierno se abren y Helja recibe a los muertos. La Edda en prosa nos dice que rige sobre nueve mundos, sobre reinos de bruma y olvido, sobre crepusculares y sombríos reinos, sobre lugares donde las personas devienen sombras, caminando sin fin a través de la niebla y la bruma, en una atmósfera apartada de las nociones de tiempo o lugar, sólo los eternos velos de bruma. Harías bien en entender que esto no es un castigo. Desde un punto de vista (Vallhala) toda vida es gloria y batalla y festejo. De otro, Nilfheim, la vida es una ilusión poblada por sombras buscando significado y propósito, sin hallarlo. Helja es nuestra dama de los velos, porque puede enturbiar nuestra mente o revelar con claridad; porque se esconde y trae olvido o canta una canción con recuerdos que revelan antiguos misterios. Desde su punto de vista, los propósitos, objetivos y esfuerzos humanos no tienen sentido, llegar a saberlo es algo que la gente aprende en Niflheim. De todas formas, no es sólo nuestro trabajo lo que es visto como un jirón de niebla, sino también la noción de nosotros mismos. En Nilfheim hay un águila, ‘Hräswelgr’ (complacerse en la carroña) y un dragón oscuro ‘Nidhöggr’ (agazapado debajo), que destrozan y despojan a los cuerpos muertos de sus creencias y rasgan el alma apartándola de su nombre, propósito, pasado y futuro. Liberada de esta carga acumulada, el alma es absorbida por el ‘caldero rugiente’ y se dirige a renacer en cualquier parte. La idea de reencarnación es común tanto a los germanos como a los celtas. Lamentablemente, no sabemos cómo pensaban que funcionaba la reencarnación o por qué leyes estaba regida. Ahora, si tuvieras la ocasión de darte una vuelta por Niflheim, la cual es una experiencia que puedo recomendar efusivamente, harías bien en considerar a tu ego y a tu identidad como sombras o brumosas ilusiones, que pueden ser, pero que no necesitan ser. No hay certeza en este reino, ni encontrarás realidad, dado que todo es una ilusión. Si entiendes esto, te darás cuenta de la verdad tras la veladora niebla.
Jan Fries "Helrunar: A Manual of Rune Magick"

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