En El Señor de los Anillos, J.R.R. Tolkien despertó algo profundo en la conciencia humana por medio del lenguaje universal de unas imágenes míticas extraídas de la temprana historia de la humanidad. Se convirtió así en el heredero de una antigua tradición narrativa, empleando la lengua simbólica común del mito para crear el cuerpo más grande de mitología inventada de toda la historia de la literatura. Mitos y leyendas inspiraron a Tolkien. La riqueza de esta herencia resulta evidente en sus historias y sus vastas estructuras mitológicas.
«Me interesa la invención mitológica y el misterio de la creación literaria», escribió Tolkien a un lector. «Desde pequeño sentí pesar por la pobreza de mi amado país: no tenía historias propias de la calidad que yo buscaba, y que encontraba en leyendas de otras tierras. Había historias griegas, celtas, romances, germánicas, escandinavas, finesas; pero nada inglés, salvo un empobrecido material de libritos de versos».
Ésta era la ambición de la vida de Tolkien. Tan grande fue esta obsesión que se podría afirmar que los indudables méritos literarios de su relato épico, El Señor de los Anillos, eran para él de un interés secundario. Importante como es la novela, cualquier análisis de la vida y obra de Tolkien hace que uno cobre conciencia de que su gran pasión y máxima ambición estaban centradas en la creación de un sistema mitológico completo para el pueblo inglés.
David Day - El Anillo de Tolkien.
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