La Orden Teutónica -o de los Caballeros del Hospital de Santa María de Jerusalén- fue una organización religioso-militar fundada en Palestina en 1190 durante la Tercera Cruzada. Sus miembros eran de origen germánico y su misión fue defender a los peregrinos y cruzados heridos por los musulmanes. Con el consentimiento del papa Honorio III,se transformó posteriormente en una orden de monjes-soldados regida por una estricta regla y dominada por un gran maestre. Uno de éstos, Hermann de Salza, consiguió hacer de la orden una verdadera potencia internacional gracias al doble apoyo del emperador y del pontífice. Reclamados en 1226 desde las orillas del Ballico, para luchar contra los eslavos, los caballeros teutónicos acabaron por descubrir su verdadera vocación.
Con la excusa de la evangelización, no cesarán de combatir para conquistar, y a continuación conservar, un Imperio que se extendería desde el Vístula hasta el golfo de Finlandia. La orden se convirtió en una potencia política que reprimía ferozmente todas las revueltas.
La regla de los caballeros teutónicos se parecía a la de los templarios, puesto que también en ella se exigía el triple voto: castidad, pobreza y obediencia. Pero los teutónicos no tenían el derecho de dejar la orden, y el acento se ponía siempre en el estilo militar de vida. Las riquezas pertenecían a la orden que se quedaba también con todos los botines. El código disciplinario era muy riguroso. Los hermanos debían confesar sus faltas en público y la regla excluía toda posibilidad de perdón. Los miembros eran llamados caballeros, pero no podían reclamar convertirse en tales antes de cumplir diez años de antigüedad.
Desde el s.IX, un frente de pioneros avanzaba sin descanso al este de las fronteras del Imperio de Carlomagno.Y en su progresión empujaba y masacraba a las tribus eslavas, antes de colonizar sistemáticamente los territorios conquistados.
El Estado Teutónico conoció una paz casi absoluta durante los s.XIII y XIV, lo que contribuyó a hacer de él uno de los Estados más modernos y prósperos de Europa. La colonización dio origen a decenas de ciudades, y las grandes explotaciones ganaron para la agricultura antiguos bosques y antiguas zonas pantanosas. A pesar de su implantación en tierras eslavas, la regla de la orden teutónica prescribía que ésta estaba reservada únicamente a los alemanes. Aunque su prestigio llegó a ser grande la orden se presentaba fundamentalmente como una aristocracia militar que mantenía a las poblaciones autóctonas en régimen de servidumbre mediante una represión con frecuencia terrible. Los propios colonos alemanes habían constituido una nobleza laica y burguesía urbana mezcladas las más de las veces con las bálticas y las eslavas, soportaban mal la tutela de la orden.
Después del apogeo del s.XIV, los principios del XV conocieron la decadencia del poderío teutónico.En 1410, cerca de Tannenherg al sur de Prusia, un formidable ejército compuesto de polacos, lituanos húngaros silesios e incluso de tártaros unidos por un odio común hacia los alemanes, hará frente y vencerá, a las tropas de Ulrich von Jungingen, gran maestre de la orden teutónica. El prestigio moral de la orden quedo roto después de la batalla de Tannenbere A partir de ese momento se vio forzada a afrontar la rebelión interior de la nobleza y de las ciudades. Una represión cruel y una guerra de 13 años contra Polonia no pudieron impedir la bancarrota de la orden, que no recibió ningún apoyo de Alemania. El tratado de Torún 1466 aisló a Prusia del resto del Estado germánico, los teutónicos se vieron obligados a aceptar la soberanía polaca. Aunque continuaron dirigiendo sus propios dominios, ello significó el fin del orgulloso Estado Teutónico.
Con la excusa de la evangelización, no cesarán de combatir para conquistar, y a continuación conservar, un Imperio que se extendería desde el Vístula hasta el golfo de Finlandia. La orden se convirtió en una potencia política que reprimía ferozmente todas las revueltas.
La regla de los caballeros teutónicos se parecía a la de los templarios, puesto que también en ella se exigía el triple voto: castidad, pobreza y obediencia. Pero los teutónicos no tenían el derecho de dejar la orden, y el acento se ponía siempre en el estilo militar de vida. Las riquezas pertenecían a la orden que se quedaba también con todos los botines. El código disciplinario era muy riguroso. Los hermanos debían confesar sus faltas en público y la regla excluía toda posibilidad de perdón. Los miembros eran llamados caballeros, pero no podían reclamar convertirse en tales antes de cumplir diez años de antigüedad.
Desde el s.IX, un frente de pioneros avanzaba sin descanso al este de las fronteras del Imperio de Carlomagno.Y en su progresión empujaba y masacraba a las tribus eslavas, antes de colonizar sistemáticamente los territorios conquistados.
El Estado Teutónico conoció una paz casi absoluta durante los s.XIII y XIV, lo que contribuyó a hacer de él uno de los Estados más modernos y prósperos de Europa. La colonización dio origen a decenas de ciudades, y las grandes explotaciones ganaron para la agricultura antiguos bosques y antiguas zonas pantanosas. A pesar de su implantación en tierras eslavas, la regla de la orden teutónica prescribía que ésta estaba reservada únicamente a los alemanes. Aunque su prestigio llegó a ser grande la orden se presentaba fundamentalmente como una aristocracia militar que mantenía a las poblaciones autóctonas en régimen de servidumbre mediante una represión con frecuencia terrible. Los propios colonos alemanes habían constituido una nobleza laica y burguesía urbana mezcladas las más de las veces con las bálticas y las eslavas, soportaban mal la tutela de la orden.
Después del apogeo del s.XIV, los principios del XV conocieron la decadencia del poderío teutónico.En 1410, cerca de Tannenherg al sur de Prusia, un formidable ejército compuesto de polacos, lituanos húngaros silesios e incluso de tártaros unidos por un odio común hacia los alemanes, hará frente y vencerá, a las tropas de Ulrich von Jungingen, gran maestre de la orden teutónica. El prestigio moral de la orden quedo roto después de la batalla de Tannenbere A partir de ese momento se vio forzada a afrontar la rebelión interior de la nobleza y de las ciudades. Una represión cruel y una guerra de 13 años contra Polonia no pudieron impedir la bancarrota de la orden, que no recibió ningún apoyo de Alemania. El tratado de Torún 1466 aisló a Prusia del resto del Estado germánico, los teutónicos se vieron obligados a aceptar la soberanía polaca. Aunque continuaron dirigiendo sus propios dominios, ello significó el fin del orgulloso Estado Teutónico.
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